Un programa de motivación interno es una herramienta que cualquier empresa puede poner en marcha. Hay muchas formas de configurarla y la opción escogida dependerá de los objetivos finales que se persigan.
Según Edenred, el 86% de las empresas dispone de sistemas de incentivos o reconocimiento internos, algo cada vez más necesario porque se estima que el 40% de los empleados no están contentos con su puesto de trabajo actual. Hay fórmulas que hacen de este tipo de acciones algo exitoso, independientemente del tipo de empresa, sector y composición de sus plantillas.
Las claves para motivar a una plantilla
Cuando una empresa quiere mejorar la motivación de sus empleados, en realidad está poniendo en marcha una forma de comunicarse con ellos. Se trata de hacer llegar a la plantilla el mensaje de que su aportación es necesaria para conseguir un fin. Si se tiene esto claro, el resto de pasos son muy sencillos. Según la experiencia de Click&Gift, empresa española especializada en soluciones de incentivos y motivación, el éxito de una acción de este tipo se resume en estos 4 puntos:
- Seleccionar y conocer al público. ¿Será una acción para toda la plantilla o sólo afectará a determinadas áreas de actividad? Saber qué les motiva es clave para adaptar el tipo de recompensa al programa de motivación.
- Establecer claramente los objetivos. Deben saber qué acciones o conductas estarán premiadas. Puede ser desde aumentar las ventas a cumplir con determinados hitos puntuales.
- Definir las reglas para obtener la recompensa. Tienen que ser claras, sencillas y motivadoras. Aquí componentes como la gamificación suelen tener un papel adicional, dentro de un plan de comunicación recurrente.
- Proponer recompensas motivadoras. El premio que se entregue tiene que ser motivador y adaptado al público. Soluciones a la medida, como tarjetas regalo, son muy aceptadas por plantillas heterogéneas. En casos más específicos, se podrá optar por premios dirigidos a un público en concreto.
¿Cuándo poner en marcha un plan de motivación o incentivos?
Contrariamente a lo que pudiera parecer, los planes de incentivos y motivación no son exclusivos de grandes empresas o de ciertos sectores. Con las herramientas actuales y la ayuda de la tecnología, cualquier empresa puede incentivar a sus empleados con muy poco esfuerzo y grandes resultados.
Algo a tener en cuenta, y que puede ser muy importante, es acertar con el momento de hacerlo y el formato que se da a estos programas. Para ello es necesario identificar las necesidades de la empresa:
- ¿Plantilla grande y/o dispersa? Una de las mayores dificultades en una empresa grande, o en la que los empleados no comparten un mismo espacio de trabajo, es la de crear cultura corporativa y fomentar a diario la estrategia de la compañía. La entrega de premios o recompensas, individuales o de equipos, genera eventos compartidos por todos, ayudan a unir a las plantillas y centrar el foco en las palancas de crecimiento.
- ¿Empresa pequeña o familiar? Un plan de beneficios, incentivos o ayudas a los empleados es una forma de compensar las políticas retributivas a menudo menos favorables que en las grandes corporaciones. Por ejemplo, entregar premios o ayudas para usarlos más allá del ámbito laboral (ocio, moda, gourmet, niños, etc.), o para aliviar la presión de la inflación en la cesta de la compra, son muy apreciadas.
- ¿Fomentáis el teletrabajo? Integrar los equipos en entornos de teletrabajo es un reto, y las reuniones virtuales dejan poco espacio para la interacción personal. Esto se puede resolver con mecánicas lúdicas, challenges, retos en grupo, o simplemente momentos de convivialidad, que animen a que las personas interactúen entre ellas, aumentando el sentimiento de pertenencia.
- ¿Alta rotación o muchos profesionales externos? Motivar a los equipos para conseguir los resultados puede no funcionar como quisiéramos, dado que con cada baja se pierde parte de lo invertido en formación e integración de esa persona. Un plan de incentivos continuado en el tiempo, bien comunicado y con beneficios tangibles habla a los empleados de manera universal, es fácil de entender y suele mejorar la fidelidad a la empresa.
- ¿Se han producido cambios en la empresa? Compensar posibles inconvenientes ante cambios laborales que generen incertidumbre, nueva organización, traslados, o transformaciones que afectan el día a día de las personas, es otra situación que se puede acompañar de iniciativas inmediatas para mejorar la confianza en la empresa. Poner en marcha programas de incentivos vinculados a la nueva situación hace que los empleados estén orientados y se centren en el futuro de la empresa.
- ¿Cuesta conseguir los objetivos de ventas? Ofrecer un incentivo para que todos den un poco más de sí es la mayor ventaja de un plan de recompensas. Vincular recompensa y resultado de manera tangible, involucrando al máximo de personas, puede ayudar a mejorar los resultados e implicar a toda la plantilla, o equipos específicos, hacia un objetivo en común: aportación de leads, embajadores de la imagen corporativa, o ideas de mejora entre otros ejemplos.
Una vez se ha seleccionado el momento adecuado, se trata de coordinar la comunicación, mecánica y entrega de recompensas para que el proceso sea lo más eficaz y productivo posible. Entre las opciones disponibles, muchas empresas aún escogen la recompensa monetaria en nómina, pero cada vez más se están buscando fórmulas más innovadoras y motivantes, como:
- planes de retribución flexible,
- planes de mejora de la jubilación,
- regalos físicos,
- viajes o experiencias,
- formación y desarrollo profesional,
- ayudas económicas en gasolina, vida más sana, o cesta de la compra,
- tarjetas regalo de determinadas marcas o multimarca.